Der Fluß der Erinnerung (1995 – 2001)
columna vertebral, / que me sostiene / pelvis y pulmones / hígado y cerebro de arcilla. / masa blanda / en la que incrusto mis dedos / escarbo en ella / tal vez encuentre mis ojos / ¿o mi alma? / busco en los corredores rojos de las venas, / entre los huesos de mi muñeca izquierda, / y la bolsita de lágrimas, / que permanece oculta en mí después de tan largo viaje. / me doy a luz a mí misma / en este negro / flujo caliente de la memoria / masa negra que huele a hojas milenarias / y a mar huele y siesta. / en el verano, / donde todo se detiene y el aire / es como un guante
verano, 1995
Desde el año 1995 trabajo con asfalto. Derrito el alquitrán y lo mezclo con arena y cera industrial. Con esa masa ardiente realizo vaciados de improntas de mis pies, manos y dedos. Lo mismo hago con formas modeladas en arcilla con las que represento órganos internos como pulmones, cerebro y huesos. Durante este proceso el asfalto se derrite, fluye y se congela, convirtiéndose así en el material con el cual yo puedo recordar.
Estos trozos de cuerpo de asfalto forman el río del recuerdo. Río que fluye incontenible y que sin embargo, regresa en cada pedazo al origen. Regresa hacia mí, hacia la frágil presencia del cuerpo. En el asfalto puedo oler mi pasado mis orígenes, en los tiempos aquellos cuando era un niño y jugaba con el asfalto derretido y cuando mi yo no era yo sino hojas sal agua.
Entre los años 1995 y 1999 surgieron alrededor de 450 formas de asfalto.